"El noviembre de Kate" - Mónica Gutiérrez



Hoy os traigo la reseña de una novela que pertenece a ese género que se ha dado en llamar “feel-good”, o sea, novelas para sentirse bien (no confundirlas con novelas de autoayuda). Novelas amables, tiernas, acogedoras que, mientras las lees, te proporcionan un poquito de felicidad

Éstas son mis impresiones


Mónica Gutiérrez


Mónica Gutiérrez nació y vive en Barcelona. Es licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y en Historia por la Universitat de Barcelona (UB).

Apasionada lectora, escribe novela, relatos y poesía. En la actualidad compagina la escritura de ficción con la docencia y suele charlar de literatura con buenos amigos en su blog Serendipia.
Debutó en el mundo de la publicación con Cuéntame una noctalia, y las buenas críticas de Un hotel en ninguna parte, su segunda novela, han mantenido a la autora durante más de un año en la lista de los más vendidos de Amazon.




Datos técnicos

Título: “El noviembre de Kate”

Autora: Mónica Gutiérrez

Editorial: Roca

Publicado por primera vez en julio de 2016

Encuadernación: Tapa blanda con solapas

ISBN: 9788416498154


Páginas: 320

PVP: 17,90 Euros en papel



Argumento

Kate vive en un edificio antiguo como su propia tristeza y hace tanto tiempo que se ha dejado llevar por la rutina que ya no recuerda el sentido de los pequeños detalles, la aventura escondida en las sorprendentes pistas cotidianas. Un extraño jardín y una emisora de radio colgada del cielo en una buhardilla de madera constituyen su refugio para ese otoño. Y, sin embargo, aunque en la pequeña ciudad de Coleridge todos ignoren las advertencias de un excéntrico meteorólogo, el tiempo está a punto de cambiar el noviembre de Kate de la mano de un hombre bueno con planes de venganza, un sábado de tortitas y la risa de los argonautas.

Una novela feel good ambientada en Inglaterra.




Impresiones

Ésta es la historia de Kate, una joven que vive sola en una pequeña ciudad inglesa y que trabaja en una empresa a la que dedica todas las horas del día sin recibir nada más que imprecaciones y malos modos de un jefe despótico. Su familia vive lejos y, además, no tiene buena relación con ella pues nunca ha encontrado en sus padres el cariño del que tan necesitada anda. No tiene relación sentimental alguna desde que lo dejó con un novio anterior. Los únicos momentos de placer los obtiene los viernes por la noche cuando va a tomar algo al bar escondido de un hotel y charla con su viejo amigo, camarero del mismo

Un día le ofrecen colaborar en un programa de radio que un grupo de casi aficionados realiza en una ciudad vecina. No es un trabajo pagado pero sí tiene que ver con lo que ella estudió y lo que, en su día, fue su aspiración. Así que acepta y ahí empieza el cambio.

Tras realizar el programa los viernes por la noche, va al bar escondido y, allí, mientras charla con su amigo, conoce a un grupo de chicos que ocupan siempre la misma mesa, abarrotada de portátiles, tabletas, smartphones y cachivaches electrónicos de todo tipo. Uno de ellos, Don, quedará inmediatamente prendado de Kate, de su larga cabellera y su aún más larga bufanda

Y todo mientras se anuncia la que podría ser la tormenta del siglo…

Tras esa portada tan llamativa, colorida y naïf, se encuentra una preciosa novela que me ha hecho pasar un buen rato

La historia transcurre en Coleridge, Inglaterra; un lugar que no existe pero que podría ser una pequeña ciudad de provincias ( y que supone un homenaje y un guiño de la autora al conocido poeta y escritor inglés, fundador junto a Wordsworth del romanticismo inglés). Todo transcurre en los días previos y durante una gran tormenta que va a poner el mundo de los protagonistas patas arriba.

Estamos ante una novela romántica pero no en el sentido de rosa, bobalicona y empalagosa, sino en el sentido más genuino de la palabra. Y, también, ante una novela feel-good. Parece que es un género que se está poniendo de moda y no es de extrañar porque, ¿a quién no le apetece sentirse bien leyendo una historia amable?. Pero Mónica no es nueva en esto porque sus dos novelas anteriores también pueden encuadrase en este género (cuando creo que ni aún se hablaba de él). Descubrí a Mónica Gutiérrez cuando no era Mónica sino Serendipia, administradora de un blog literario que lleva años deleitándonos con sus reseñas precisas y elegantes. Fue una sorpresa descubrir que escribía y que lo hacía tan bien como se puede comprobar si leemos su primera novela, “Cuéntame una noctalia”, una novelita corta que te caldea el corazón. Cosa que repitió con ese “Un hotel en ninguna parte” en el que todos los que lo hemos leído soñamos con alojarnos alguna vez. Por fin una editorial ha confiado en su buen hacer y ha publicado su tercera novela (aunque he leído en alguna parte que cronológicamente es la segunda), ésta de la que hoy os hablo

Sin duda, Mónica Gutierrez escritora tiene un estilo propio que he podido encontrar en las tres novelas que he leído. Mónica escribe muy bien, su formación en letras se nota. Se decanta siempre por el mismo tipo de historias: románticas, amables, tiernas, con personajes y entrañables y final feliz. Historias sin demasiadas complicaciones (¿para qué complicarse la vida? Hay veces que lo que más nos apetece es, precisamente, leer algo sencillo como lo es a veces la misma vida) pero elaboradas, donde todo encaja perfectamente y que, por supuesto, nos depara alguna que otra sorpresilla. Y también se nota en Mónica ese gusto por lo inglés, presente en su blog (buena parte de las novelas que reseña son de autores ingleses) y en sus novelas.

En esta tercera novela –también en las anteriores- destacan como uno de los puntos fuertes los escenarios. La autora los describe tan bien que hay veces que parece que estuviéramos también allí. Perfectamente he podido imaginar esa entrada escondida al bar del hotel donde se reúnen los protagonistas. O ese jardín salvaje escondido tras una casa destartalada y casi en ruinas. Y qué decir de la casa del padre de Don. Si en la primera novela quise sentarme al calor de esa chimenea para que me contaran una noctalia y en la segunda trasladarme a ese idílico y bucólico hotel, en esta ocasión no sé lo que hubiera dado por estar también refugiada en esa casa de tres chimeneas, con un anfitrión tan encantador como Norman. Y que fuera caigan rayos y truenos o chuzos de punta porque con el calor humano que hay en esa casa no se necesita nada más.

Otro de los puntos fuertes de esta novela son sus personajes. Mónica siempre dibuja personajes reales y cercanos. Gente normal y corriente pero tan bien definidos que acabamos por conocerlos perfectamente. Me ha gustado mucho Kate, una chica que me ha dado una pena infinita con esos padres que muestran su clara preferencia por su hermana (¡cómo puede haber padres así!). También Don, su parternaire masculino. Un hombre íntegro que se enamora perdidamente de Kate al primer vistazo y que tiene la suerte de tener una familia maravillosa. O los argonautas, esos gemelos vecinos, a los que me he imaginado perfectamente correteando por toda la casa. O a los amigos de Kate o de Don. Todos ellos son personajes que no me importaría nada conocer en la vida real.

En la novela nos encontraremos historias de amistad, de familia y de amor, aderezadas con una especie de investigación que forma una subtrama y de la que no os voy a hablar para mantener la sorpresa

La verdad es que leer este libro ha sido una delicia. Es un libro que se lee solo y con una sonrisa en la boca. Un libro que es casi como un cuento para adultos porque en él todo sale bien . Un libro que me ha dejado un muy buen sabor de boca



Conclusión final

Una novela que habla de la amistad y de la familia como los pilares fundamentales de la vida de una persona. Lo que se ha dado en llamar “la tribu”, que te ayuda y te envuelve. Y también del amor.

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