“Aguacero” -Luis Roso
Senin, 04 Juli 2016
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Hay autores que tienen que esperar muchos años hasta que consiguen no ya el éxito y el reconocimiento del público sino, simplemente, ver sus novelas publicadas. Otros, en cambio, es llegar y besar el santo. Hay algunos muy buenos ejemplos de esto últimamente y, curiosamente, muchos vienen de la mano de Ediciones B (hay por ahí alguna editora muy avispada jejeje). Baste recordar a principios de este año la maravillosa “La mujer del reloj” de Álvaro Arbina, un autor muy joven. Hoy os voy a hablar de un caso similar: un autor joven que ha escrito una novela muy buena, no me extraña nada que haya sido publicada y publicitada convenientemente. Quedaos con este título y este autor.
Éstas son mis impresiones
Luis Roso
Luis Roso (Moraleja, Cáceres, 1988) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, en Filología Inglesa por la Universidad Autónoma de Barcelona y posee un máster de Literatura Española e Hispanoamericana.
Apasionado de la literatura, la historia, el cine y el deporte, actualmente trabaja como profesor de secundaria en la Comunidad de Madrid. Admira a Delibes, Cela, Ferlosio, Sender, Azorín, De la Serna, Aldecoa, Barea y Martín Santos.
Aguacero es su primera novela.
Datos técnicos
Título: “Aguacero”
Autor: Luis Roso
Editorial: Ediciones B
Publicado por primera vez en mayo de 2016
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
ISBN: 978-84-666-5921-5
Páginas: 408
PVP: 19,00 Euros en papel
Argumento
Año 1955. El inspector Ernesto Trevejo recibe el encargo de investigar cuatro crímenes en un pueblo de la sierra madrileña donde se está construyendo un pantano: dos guardias civiles han sido torturados hasta la muerte; el alcalde del municipio y su esposa, ejecutados a sangre fría. Un posible asesino en serie podría aterrorizar a la región mientras se desarrollan las obras. El asunto debe ser resuelto –y silenciado- cuanto antes.
Siguiendo los pasos de una investigación que destapará odios, secretos e intereses ocultos, el lector se traslada a una España en blanco y negro. De fondo, el rumor incesante de la lluvia que acompañará al protagonista en su viaje a un escenario rural, remoto, casi salvaje.
El extraordinario debut de Luis Roso en el género noir es al mismo tiempo un adictivo thriller literario y una mirada nueva sobre los años más duros del franquismo.
Impresiones
En el año 1955 el inspector de la policía madrileña Ernesto Trevejo recibe el encargo de investigar cuatro crímenes ocurridos en un pueblo de la sierra madrileña. Dos guardias civiles, el alcalde de la población y su esposa han sido asesinados. La guardia civil local, encargada de investigarlos, no sabe por dónde tirar y Trevejo acudirá en su ayuda.
En esa pequeña y en principio tranquila población se está construyendo una presa y allí se han trasladado trabajadores de diversas zonas de España.
Las difíciles relaciones entre diversos cuerpos policiales, las relaciones de poder en los pueblos de la España franquista, los intereses económicos y empresariales dibujan una novela negra con un sabor añejo.
La novela transcurre en Las Angustias, un pequeño pueblo perdido en la sierra madrileña, en los años cincuenta. Esto es lo primero que llama la atención al lector, la localización. ¿Por qué un escritor joven, que no ha vivido esa época, la elige para su primera novela? Él explica al final los motivos. Pero de primeras sorprende. Sin duda, le hubiera resultado más fácil ambientarla en la actualidad; hablar de una época que no ha conocido pero que muchos lectores sí habrán vivido tiene sus riesgos porque, sin quererlo, es fácil incurrir en pequeños errores. No hay nada de eso porque la ambientación es tan cuidada que da la impresión de que Luis Roso se ha hecho un lifting facial y que, en realidad, tiene sesenta años más; que vivió en aquella época y que conoce ese pequeño pueblo a la perfección. Y es que se ha preocupado, no sólo de cómo se vivía en aquellos años en un pueblo como el que es escenario de la novela, sino también de buscar esas pequeñas cositas, esas anécdotas, esos detalles que marcan la diferencia: canciones publicitarias, marcas de aquel entonces… Esos pequeños detalles me han encantado porque, aunque yo no soy tampoco de esa época, sí lo soy de los setenta y pasé todos los veranos en un pueblo castellano no tan diferente en cuanto a su idiosincrasia de Las Angustias por lo que todo me suena a viejo conocido.
Los personajes están perfectamente perfilados. Especialmente el protagonista, el inspector de la policía Ernesto Trevejo. Un protagonista que me ha encantado y que no me importaría volver a ver en otras novelas. Me ha parecido alguien muy normal: buen policía e interesado en descubrir a los asesinos pero que si tiene que recular por órdenes superiores u otros motivos, lo hace; cínico en su justa medida, justo a su manera, con un punto canalla. Junto a él destaca un joven guardia civil llamado Aparecido. Es el que el comisario de Las Angustias le ha asignado para que le guíe por el pueblo y le ayude en su investigación. Me ha encantado (otro que me gustaría volverme a encontrar junto a Trevejo aunque, como uno de los dos no cambie de cuerpo policial, no veo yo cómo podría ser…). Es tan majo, tan inocentón a veces, que se mete al lector en el bolsillo. Y la pareja que forman funciona a la perfección, uno la experiencia, otro la bisoñez; uno de la capital, otro de pueblo, uno ya de vuelta de todo, otro por todo por aprender... Junto a ellos tenemos un elenco de secundarios que conforman los personajes típicos que podemos encontrar en cualquier pueblo de la época: el alcalde en funciones (hijo del alcalde anterior), la maestra, el tabernero, la prostituta, el rojo, el médico, los policías del lugar… Son personajes un poco típicos y tópicos pero es que así era la realidad de la España rural y, en este sentido, el elenco de personajes es real como la vida misma
Me ha sorprendido de primeras lo bien que escribe Luis Roso. Aunque eso ha sido antes de leer su biografía y ver su gran formación en letras, ahora ya no me extraña nada. La novela está narrada en primera persona por parte del inspector Trevejo; es como si él contara al lector la investigación que llevó a cabo. En la novela hay muchísimo diálogo, yo diría que más que narración. Y éste es otro de los puntos fuertes de la novela pues muchos de los diálogos no tienen desperdicio; son brillantes, críticos, cínicos, irónicos, magistrales. Además de que le dan una cierta agilidad a la trama. Luis Roso hace gala de un estilo muy cuidado, utilizando un vocabulario bastante elaborado y construyendo las frases con muchísima corrección. Pero, al mismo tiempo, estamos ante una novela de muy sencilla y entretenida lectura. El ritmo no es excesivamente rápido lo cual a mi me parece que concuerda con la época y el lugar en los que transcurre la trama. No obstante, el autor se las arregla para mantener la tensión narrativa en todo momento y para ofrecernos alguna sorpresa y giro argumental, sobre todo al final. Un final que me ha gustado y que no he podido imaginar hasta que lo tenía ahí delante de las narices.
Me ha gustado mucho cómo describe el autor las tensiones que la sociedad española vivía pocos años después del fin de la guerra civil. El papel de la guardia civil en los pueblos, su relación con los centros de poder político y económico, el cuidado con el que la policía “toca” ciertos temas, lo mal que se mira aún a ciertas personas (léase los “rojos”), lo fácil que se inculpa a alguien (si es rojo y ya estuvo en la cárcel pues, oye, habrá sido él no? Como si fuese igual distribuir un pasquín político por poner un ejemplo que asesinar a alguien), la forma en la que la policía consigue “confesiones”, el resquemos que en toda la sociedad persiste aún (difícil olvidar lo que pasó en la guerra, los que murieron no víctima de batallas sino por rencillas personales..), etc…
Conclusión final
Sin duda, he disfrutado mucho con esta novela. Una novela negra situada en los años cincuenta que es fiel reflejo de la época y que, por ello, tiene también mucho de costumbrista y de histórica. Una trama bien pensada y bien desarrollada. Unos personajes fiel reflejo de la época en la que destaca una pareja protagonista que ojalá me reencuentre alguna vez. Una prosa preciosa, muy cuidada, con un punto irónico y humorístico que me ha encandilado. En resumen, una buena novela que no dudo en recomendaros.
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